Debo confesarlo: servir a Dios no es para mí

Es el momento perfecto para decirlo. Ya he escuchado a muchos decir esa frase: “servir a Dios no es para mí”, y estoy completamente de acuerdo. Algunos amigos, familiares, compañeros de la universidad e incluso desconocidos de las redes sociales también lo piensan y lo dicen… ahora creo entenderlos; de hecho, los apoyo.

Muchos se sienten poco aptos para servir a Dios y prefieren dejárselo a otros. Tal vez sea un asunto de alguien más especial, comprometido, espiritual o con más tiempo y disposición; algunos hasta dicen que es para alguien menos ocupado.

Me he dado cuenta de que existen algunos obstáculos que hacen que alguien tome esta postura. Puede ser porque se siente poco apto para cumplir una tarea, o se siente avergonzado por algún asunto de su vida; tal vez considera que así quisiera hacerlo no está capacitado, le da temor fracasar o de lo que digan los demás; quizás demande mucho de sí, o puede que algún pecado acuse su conciencia; o puede que simplemente quiera vivir para sus propios sueños y planes.

A pesar de todos estos obstáculos, existe en nuestros corazones humanos el deseo de pertenecer a algo grande en nuestra vida, de dejar una huella de nuestro paso por esta tierra antes de morir, de que alguien nos recuerde por qué fuimos importantes y trascendentes. Es en esto específicamente que encontré la razón por la que estoy tan de acuerdo con que servir a Dios no es para mí: es porque hago parte de algo más grande que mi propia vida.

Todos los obstáculos que mencioné yo los he sentido, los he vivido y he luchado con ellos. Al principio fueron muros que me rodeaban, pero una demoledora gigante los destrozó por completo. Fue un perdón más grande que mi error, una gracia que cubre mis incapacidades, un amor incondicional ante mis miedos e inseguridades, unos planes más grandes y excelentes que los míos. Fue Dios mismo quien lo hizo.

Funcion-del-Adorador-moderno-300x200Entendí entonces, y solo entonces, lo que significa servir a Dios. Él tiene un sueño, y es la razón por la que Jesús fue a morir en una cruz. Su sueño es que todos lo conozcan y puedan tener una relación personal con Él, que su amor sea la demoledora de tantos obstáculos que nos mantienen alejados de su presencia y entendamos que hemos sido creados para lo que soñamos: ser parte de algo más grande que nosotros mismos, dejar una huella imborrable, marcar una generación.

Es esa extensión de lo que Dios tiene y hace lo que nos puede hacer trascendentes en esta tierra. Unir nuestros sueños personales al de Él y llevar a otros al corazón de Dios, es el más grande honor, sueño y privilegio que una persona pueda tener en la vida. Lo más maravilloso es que no es solo para aquellos “especiales”, “espirituales” o que tienen más tiempo. Es para todo aquel que se deja cautivar por el amor de Dios, para aquel que decida creer que Dios puede usarlo en medio de su humanidad y así tener algo importante que decirle al mundo, algo que puede cambiar el rumbo de la vida de muchas personas.

Entonces, servir a Dios se trata de Él y sus intereses, y no de mí y los míos. Ya no se trata de mis temores, dudas, pecados, inseguridades o sueños personales. Se trata de Él, de la gente que nos rodea en lo cotidiano, de nuestros vecinos y compañeros, de nuestros mejores amigos, del señor de la tienda y el de la portería… se trata de la eternidad de ellos y de la forma en que vivirán sus vidas en la tierra.

No se trata de sentirme bien y complacido con todo, de vivir por mis propios planes y mantener un estatus alto en la sociedad. No se trata de querer “comprar” una vida perfecta a través de una supuesta devoción. Se trata de alegrar el corazón de Dios, a quien amo, dando a conocer el mismo amor que transformó mi vida, aunque eso signifique que no siempre me sentiré bien, pues no se trata de mí.

Es por esto que concluyo afirmando que Servir a Dios no es para mí, es para Él.

Laura Guerrero. Estudiante de música.
Salmista ministerio de Alabanza Centro Cristiano Empresarial Fe en Acción.

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6 Respuestas

  1. Sergio Ruano dice:

    No es para mí

  2. Sergio Ruano dice:

    Creo que tampoco es para mí.

  3. olga lucia umbariba dice:

    Es genial aprender cada día más
    Es cierto servir a Dios no es para mi, es sólo para El, para su gloria.

  4. María Claudia dice:

    Totalmente de acuerdo!!! Servir a Dios no es para mi!

  5. Mely Caldera dice:

    Admito qué servir a Dios no es para mi

  6. Juan David dice:

    Servir a Dios tampoco es para mi.

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